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dc.contributor.authorGallegos, José A.spa
dc.date.issued1998spa
dc.identifier.citationp. 311-315spa
dc.identifier.issn0034-8082spa
dc.identifier.urihttp://hdl.handle.net/11162/71731
dc.description.abstractLa actividad docente ha de comprender que la estructuración del programa a impartir en cada nivel curricular es una cuestión fundamental que depende de cada profesor y que tiene que resolver para realizar adecuadamente su papel. Y dentro de este campo un aspecto esencial es la organización adecuada de los distintos contenidos (ahora se llaman conceptuales, procedimentales y actitudinales) de forma que se ofrezcan de manera progresiva, tanto en el aspecto cuantitativo como en el cualitativo; es decir, tanto a lo que se refiere a la cantidad de información que hay que aprender, como en el grado de comprensión y aplicación de esa información. Por esta razón hay dos aspectos de este problema fundamentales: 1õ La necesidad de estructurar bien los programas correspondientes, seleccionando la materia adecuada para un determinado nivel madurativo de los alumnos; 2õ. La ineludible tarea de organizar los contenidos adecuados, en el orden correcto, de forma que se vaya progresando paulatinamente,tanto en la cantidad, como en la generalización y en la abstracción. También, hay que prestar atención a las limitaciones o condicionantes que la estructura interna de la materia de estudio impone a las consideraciones anteriores.Como todo componente integrante de la programación que el profesor hace para ordenar y estructurar su actividad docente, también las secuencias propuestas y sus minisecuencias son hipótesis de trabajo que hay que confirmar, matizar, reestructurar o desechar, es decir, que hay que evaluar críticamente. Se trata de la autoevaluación docente, de todo el trabajo que ha realizado en el aula y que debe ser revisado por él mismo. Esta autoevaluación implica preguntarse : ¿en qué medida ha funcionado la programación del proceso de enseñanza-aprendizaje? ¿Cuáles son las causas de los fallos, de los estancamientos, de los fracasos? ¿Están bien coordinados los objetivos propuestos en relación con las actividades sugeridas para conseguirlos y con los contenidos a desarrollar? ¿Se ha realizado la evaluación con los instrumentos adecuados, que cumplían los requisitos necesarios? Las respuestas a todas las preguntas surgidas obligarán a modificar algún aspecto de las secuencias o minisecuencias, en unos casos enriqueciéndolas, en otras depurándolas y en el peor de los casos desechando alguna y sustituyéndola o las por otras más adecuadas. Y este proceso una vez revisado deberá volverse a repetir con los nuevos materiales, para conseguir acomodarlos a sus fines.spa
dc.format.mediumRevistaspa
dc.format.mediumDigitalspa
dc.language.isospaspa
dc.relation.ispartofRevista de educación. 1998, n. 315 ; p. 293-315spa
dc.rightsCuando no se especifique otra condición, los documentos incorporados a Redined a texto completo, se hallan bajo las condiciones de uso de sólo lectura y únicamente podrán ser citados con reconocimiento del autor(es). Para cualquier otro uso, deberá solicitarse el permiso del autor (es)spa
dc.subjectprograma de estudiosspa
dc.subjectdesarrollo de programas de estudiosspa
dc.subjectaprendizaje secuencialspa
dc.titleLa secuenciación de los contenidos curriculares : principios fundamentales y normas generalesspa
dc.typeArtículo de revistaspa
dc.audienceUsuarios en generalspa
dc.bbddAnalíticasspa
dc.date.provenance2007-10-09T13:53:00spa
dc.description.locationBiblioteca de Educación del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte; Calle San Agustín, 5 - 3 Planta; 28014 Madrid; Tel. +34917748000; biblioteca@mecd.esspa
dc.description.paisESPspa
dc.educationLevelÁmbito generalspa
dc.identifier.dlM-57-1958spa
dc.identifier.signaturaEC R-638spa
dc.title.journalRevista de educaciónspa


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