Don Quijote, enseñar para la aventura : el diálogo, fundamento de la educación
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2004Publicado en:
Revista de educación. 2004, número extraordinario ; p. 149-163Resumen:
Se intenta destacar en primer lugar, la importancia que tiene el personaje de Don Quijote en el campo de la enseñanza-educación. Y, aunque es un tema recurrente, se ha enfocado desde un punto de vista original : lo importante que es la aventura para la realización personal de cada individuo; pues, en definitiva sólo nos podemos realizar satisfactoriamente andando por nosotros mismos y abriéndonos nuestro propio camino. Y, más que nunca, hoy, que nos están imponiendo la uniformación por medio de ese tan nefasto llamado 'pensamiento único'. En segundo lugar, entienden los autores que el que se aventura, valora, elige y se arriesga, porque se asombra ante el espectáculo del mundo, como le pasa a Don Quijote, -íy a los niños!- y por tanto, aprende a ser curioso, a indagar, a dudar, a ser crítico. Se destaca asimismo, la importancia de la imaginación como fuente de conocimiento. En resumidas cuentas, se trata de poner al niño-joven-hombre, o mejor dicho, de hacer que se ponga él mismo ayudado por los adultos, no solo ante el riesgo, pero si en el camino de la aventura de la enseñanza, la educación, como hacen Sancho y Don Quijote; y ayudándole a tomar una decisión en la encrucijada de esos caminos que llevan a la aventura de ser hombre, como Alonso Quijano el Bueno.
Se intenta destacar en primer lugar, la importancia que tiene el personaje de Don Quijote en el campo de la enseñanza-educación. Y, aunque es un tema recurrente, se ha enfocado desde un punto de vista original : lo importante que es la aventura para la realización personal de cada individuo; pues, en definitiva sólo nos podemos realizar satisfactoriamente andando por nosotros mismos y abriéndonos nuestro propio camino. Y, más que nunca, hoy, que nos están imponiendo la uniformación por medio de ese tan nefasto llamado 'pensamiento único'. En segundo lugar, entienden los autores que el que se aventura, valora, elige y se arriesga, porque se asombra ante el espectáculo del mundo, como le pasa a Don Quijote, -íy a los niños!- y por tanto, aprende a ser curioso, a indagar, a dudar, a ser crítico. Se destaca asimismo, la importancia de la imaginación como fuente de conocimiento. En resumidas cuentas, se trata de poner al niño-joven-hombre, o mejor dicho, de hacer que se ponga él mismo ayudado por los adultos, no solo ante el riesgo, pero si en el camino de la aventura de la enseñanza, la educación, como hacen Sancho y Don Quijote; y ayudándole a tomar una decisión en la encrucijada de esos caminos que llevan a la aventura de ser hombre, como Alonso Quijano el Bueno.
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