Formación del educador de menores : sugerencias sobre su perfil profesional
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Fecha:
2005Publicado en:
Surgam : revista bimestral de orientación psicopedagógica. 2005, n. 493, mayo-junio ; p. 7-21Resumen:
Se analiza la figura del educador de menores y las características que debería tener. Se explica la situación de los niños y jóvenes con necesidades especiales de educación debido a su situación familiar y social. Estos menores se encuentran en la mayoría de ocasiones en situación de abandono o en dificultad o desamparo social. Las personas que se encargan su educación deberían tener una formación especial, pero esto no ocurre en la actualidad, situación que se reivindica ya que las necesidades de estos niños y adolescentes son específicas y también debería serlo la formación de sus educadores. El educador debería tener una formación científica básica, una formación específica en técnicas y terapias de intervención con estos chicos y tener algunas cualidades como interés, prudencia, equilibrio personal, etc. Estos profesionales tienen que adquirir numerosas competencias y funciones específicas y tener la capacidad de tratar a estas personas de la manera adecuada. Estas competencias y conocimientos tienen que llevar al educador a realizar su intervención de manera eficaz tanto en el campo de la prevención primaria para evitar el problema, como en la prevención secundaria para tratar el problema directamente y en la prevención terciaria para buscar remedios en los jóvenes que ya tienen una conducta bastante deformada socialmente. Existen por ello algunos estudios universitarios sobre esta materia y en particular el Título de Experto Universitario en Intervención Psicoeducativa de Menores en Desamparo o Conflicto Social, que se lleva a cabo en la Universidad Complutense de Madrid.
Se analiza la figura del educador de menores y las características que debería tener. Se explica la situación de los niños y jóvenes con necesidades especiales de educación debido a su situación familiar y social. Estos menores se encuentran en la mayoría de ocasiones en situación de abandono o en dificultad o desamparo social. Las personas que se encargan su educación deberían tener una formación especial, pero esto no ocurre en la actualidad, situación que se reivindica ya que las necesidades de estos niños y adolescentes son específicas y también debería serlo la formación de sus educadores. El educador debería tener una formación científica básica, una formación específica en técnicas y terapias de intervención con estos chicos y tener algunas cualidades como interés, prudencia, equilibrio personal, etc. Estos profesionales tienen que adquirir numerosas competencias y funciones específicas y tener la capacidad de tratar a estas personas de la manera adecuada. Estas competencias y conocimientos tienen que llevar al educador a realizar su intervención de manera eficaz tanto en el campo de la prevención primaria para evitar el problema, como en la prevención secundaria para tratar el problema directamente y en la prevención terciaria para buscar remedios en los jóvenes que ya tienen una conducta bastante deformada socialmente. Existen por ello algunos estudios universitarios sobre esta materia y en particular el Título de Experto Universitario en Intervención Psicoeducativa de Menores en Desamparo o Conflicto Social, que se lleva a cabo en la Universidad Complutense de Madrid.
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