Ética de la vida familiar y transmisión de valores morales
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2014Publicado en:
Revista de educación. 2014, n. 363, enero-abril ; p. 210-229Resumen:
Se aborda la cuestión siempre pendiente de la tarea educativa de las familias en la sociedad de la segunda década del siglo XXI. Esta tarea se justifica por la necesidad de establecer nuevos criterios y orientaciones educativas en función de los acontecimientos que atraviesan la vida familiar. Después de una breve descripción sociológica de la realidad familiar en España, se establece que la familia es una comunidad ética de personas en cuyo seno se vive la hospitalidad como criterio para edificar la moralidad de la persona. La familia es el espacio social en que se hace efectiva la responsabilidad de los padres hacia el cuidado de sus hijos. La vida familiar es espacio privilegiado para el aprendizaje de valores que se experimenta como cuidado responsable del otro. El cuidado responsable es la actitud ética fundamental de los padres para que los hijos puedan aprender valores morales dentro de la vida familiar. De esa actitud se derivan cuatro criterios básicos: el tacto o sensibilidad pedagógica, la escucha atenta, el humor y la comunicación interpersonal. Se establece que el tacto es un modo adecuado para que padres e hijos establezcan relaciones. Junto al tacto, se indica que la escucha atenta es otro ingrediente importante de la educación en valores. El diálogo y el humor, por su parte, se convierten en elementos dinámicos de las relaciones interpersonales. Por último, la comunicación interpersonal se desenvuelve en relatos personales entre padres e hijos en la vida familiar.
Se aborda la cuestión siempre pendiente de la tarea educativa de las familias en la sociedad de la segunda década del siglo XXI. Esta tarea se justifica por la necesidad de establecer nuevos criterios y orientaciones educativas en función de los acontecimientos que atraviesan la vida familiar. Después de una breve descripción sociológica de la realidad familiar en España, se establece que la familia es una comunidad ética de personas en cuyo seno se vive la hospitalidad como criterio para edificar la moralidad de la persona. La familia es el espacio social en que se hace efectiva la responsabilidad de los padres hacia el cuidado de sus hijos. La vida familiar es espacio privilegiado para el aprendizaje de valores que se experimenta como cuidado responsable del otro. El cuidado responsable es la actitud ética fundamental de los padres para que los hijos puedan aprender valores morales dentro de la vida familiar. De esa actitud se derivan cuatro criterios básicos: el tacto o sensibilidad pedagógica, la escucha atenta, el humor y la comunicación interpersonal. Se establece que el tacto es un modo adecuado para que padres e hijos establezcan relaciones. Junto al tacto, se indica que la escucha atenta es otro ingrediente importante de la educación en valores. El diálogo y el humor, por su parte, se convierten en elementos dinámicos de las relaciones interpersonales. Por último, la comunicación interpersonal se desenvuelve en relatos personales entre padres e hijos en la vida familiar.
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