Familia, juego y desarrollo infantil
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Fecha:
2006Publicado en:
In-fan-cia : educar de 0 a 6 años : revista de la Associació de Mestres Rosa Sensat. 2006, n. 97, mayo-junio ; p. 35-41Resumen:
Se reflexiona sobre la interacción de la familia, el juego y el desarrollo infantil. El juego constituye un marco compartido en el marco familiar por medio de la creatividad e imaginación; la aparición de competencias simbólicas; la construcción de la propia identidad; los hábitos como la perseverancia y la capacidad de resistencia a la frustración; la competencia social establece habilidades sociales e interactivas; y el conocimiento y comprensión del mundo social, de las relaciones, actividades, transacciones, y sistemas de organización y comunicación. Por último, se trata a los padres como compañeros de juego, en donde la interacción supone la implicación; el ajuste tanto en la falta como en el exceso de las expresiones afectivas; la horizontabilidad en la relación debe caracterizarse por la igualdad en las situaciones entre uno y otro; la no directividad del adulto que impida la iniciativa del niño; el estilo ampliador por parte del adulto, que sincronice con las intenciones infantiles y ayude a elaborarlas; y la cualidad imaginativa.
Se reflexiona sobre la interacción de la familia, el juego y el desarrollo infantil. El juego constituye un marco compartido en el marco familiar por medio de la creatividad e imaginación; la aparición de competencias simbólicas; la construcción de la propia identidad; los hábitos como la perseverancia y la capacidad de resistencia a la frustración; la competencia social establece habilidades sociales e interactivas; y el conocimiento y comprensión del mundo social, de las relaciones, actividades, transacciones, y sistemas de organización y comunicación. Por último, se trata a los padres como compañeros de juego, en donde la interacción supone la implicación; el ajuste tanto en la falta como en el exceso de las expresiones afectivas; la horizontabilidad en la relación debe caracterizarse por la igualdad en las situaciones entre uno y otro; la no directividad del adulto que impida la iniciativa del niño; el estilo ampliador por parte del adulto, que sincronice con las intenciones infantiles y ayude a elaborarlas; y la cualidad imaginativa.
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