Notas pedagógicas
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Fecha:
1974Publicado en:
Revista de educación. 1974, n. 230-231 ; p. 168-171Resumen:
Se analizan los inconvenientes de la aglomeración de alumnos en la universidad española. Como principal inconveniente se señala la imposibilidad de enseñar debidamente con esta aglomeración. Se precisa que la enorme cantidad de alumnos lleva a que En las cátedras experimentales es imposible no sólo lograr que los alumnos trabajen por sí mismos, sino que presencien siquiera los experimentos. En las demás, sin la constante comunicación con el profesor, es inútil pensar que puede lograrse que los alumnos se acostumbren a pensar y discurrir por si mismos. El régimen actual conduce, pues a perturbar y falsear el sano espíritu científico, a desmoralizar la vida entera individual y social, y es, además, imposible que el profesor responda de ninguna de estas cosas, aunque esté obligado ante la sociedad, el Estado y las familias. Otros efectos negativos son que en las clases numerosas, el profesor no puede conocer a sus discípulos individualmente, ni menos que se desarrollen ciertas relaciones de familiaridad, que es el mejor medio de evitar la indisciplina. Posteriormente se señalan los remedios que se pueden adoptar, como la fijación de un máximo de alumnos en las clases, según las necesidades, medios, carácter y demás condiciones de cada orden de estudios. Se concluye señalando que de esto es de lo que depende, nada menos que el porvenir científico de España.
Se analizan los inconvenientes de la aglomeración de alumnos en la universidad española. Como principal inconveniente se señala la imposibilidad de enseñar debidamente con esta aglomeración. Se precisa que la enorme cantidad de alumnos lleva a que En las cátedras experimentales es imposible no sólo lograr que los alumnos trabajen por sí mismos, sino que presencien siquiera los experimentos. En las demás, sin la constante comunicación con el profesor, es inútil pensar que puede lograrse que los alumnos se acostumbren a pensar y discurrir por si mismos. El régimen actual conduce, pues a perturbar y falsear el sano espíritu científico, a desmoralizar la vida entera individual y social, y es, además, imposible que el profesor responda de ninguna de estas cosas, aunque esté obligado ante la sociedad, el Estado y las familias. Otros efectos negativos son que en las clases numerosas, el profesor no puede conocer a sus discípulos individualmente, ni menos que se desarrollen ciertas relaciones de familiaridad, que es el mejor medio de evitar la indisciplina. Posteriormente se señalan los remedios que se pueden adoptar, como la fijación de un máximo de alumnos en las clases, según las necesidades, medios, carácter y demás condiciones de cada orden de estudios. Se concluye señalando que de esto es de lo que depende, nada menos que el porvenir científico de España.
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