La educación inclusiva en una sociedad multicultural
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2004Publicado en:
Educadores : revista de la Federación Española de Religiosos de Enseñanza. 2004, v. 46, n. 212, octubre-diciembre ; p. 363-405Resumen:
La escuela del siglo XXI debe favorecer la inclusión educativa, que supone conseguir que cada educando desarrolle todas sus potencialidades personales. Es necesario un enfoque humanístico de la escuela, basado en el desarrollo de una comunidad justa y solidaria, frente a modelos economicistas que generan exclusión de los alumnos menos destacados. La inclusión requiere la participación de todos los miembros de la comunidad educativa, mientras que la integración no lucha tan claramente contra los mecanismos de exclusión, sino que pretende que los alumnos inmigrantes asuman las costumbres de la sociedad mayoritaria, sin tener en cuenta que tienen dificultades como que provienen de una cultura diferente, que desconocen el idioma, que los centros educativos no suelen estar preparados para acogerlos, etcétera. Es necesaria la implicación de toda la sociedad para que la inclusión sea plena, especialmente de la familia, institución más importante en la formación y el desarrollo de la personalidad. Existen varios paradigmas que definen la organización de los centros educativos: el científico-racional, el hermenéutico simbólico y el crítico. La organización escolar inclusiva persigue una integración de estos paradigmas que desarrolle la participación, la cooperación, la comunicación, la resolución de conflictos, etcétera. Todas estos objetivos requieren profesionales formados, apertura de los centros en horario extraescolar y extensión de los servicio de orientación psicopedagógica. Además, el director del centro debe fomentar un liderazgo democrático, dialogante y cooperativo que debe conducir hacia el desarrollo de un modelo de convivencia entre todos.
La escuela del siglo XXI debe favorecer la inclusión educativa, que supone conseguir que cada educando desarrolle todas sus potencialidades personales. Es necesario un enfoque humanístico de la escuela, basado en el desarrollo de una comunidad justa y solidaria, frente a modelos economicistas que generan exclusión de los alumnos menos destacados. La inclusión requiere la participación de todos los miembros de la comunidad educativa, mientras que la integración no lucha tan claramente contra los mecanismos de exclusión, sino que pretende que los alumnos inmigrantes asuman las costumbres de la sociedad mayoritaria, sin tener en cuenta que tienen dificultades como que provienen de una cultura diferente, que desconocen el idioma, que los centros educativos no suelen estar preparados para acogerlos, etcétera. Es necesaria la implicación de toda la sociedad para que la inclusión sea plena, especialmente de la familia, institución más importante en la formación y el desarrollo de la personalidad. Existen varios paradigmas que definen la organización de los centros educativos: el científico-racional, el hermenéutico simbólico y el crítico. La organización escolar inclusiva persigue una integración de estos paradigmas que desarrolle la participación, la cooperación, la comunicación, la resolución de conflictos, etcétera. Todas estos objetivos requieren profesionales formados, apertura de los centros en horario extraescolar y extensión de los servicio de orientación psicopedagógica. Además, el director del centro debe fomentar un liderazgo democrático, dialogante y cooperativo que debe conducir hacia el desarrollo de un modelo de convivencia entre todos.
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