Yo tampoco quiero ser director
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Fecha:
2002Publicado en:
Organización y gestión educativa : revista del Forum Europeo de Administradores de la Educación. 2002, n. 2, marzo-abril ; p. 15-18Resumen:
Se analiza la carencia de autonomía en la gestión del personal directivo de los centros escolares y las posibles causas que hacen que la dirección sea una tarea tan rechazada por los profesionales de la educación. Se plantea si quienes desempeñan tareas directivas deben constituirse en un cuerpo administrativo diferente del de los docentes y si ello mejoraría su trabajo como directivos. Ni la falta de incentivos económicos ni la transitoriedad de los cargos de dirección son necesariamente razones determinantes para explicar la ausencia de candidatos a la dirección. Según el autor, el elemento clave que determina este rechazo a las funciones directivas es la poca autonomía del personal de los centros destinados a estas labores y la falta de formación para desempeñar estas funciones. Los órganos de gobierno de los centros escolares públicos deben poder intervenir en las tareas de constitución del equipo de docentes en base a acuerdos previamente establecidos. Se hace una reflexión final sobre la conveniencia de compartir con profesionales de otras disciplinas (trabajadores sociales, educadores de calle, psicólogos o pedagogos) las tareas que se desempeñen en los centros educativos, cuyas demandas cada vez son más complejas y difíciles de satisfacer.
Se analiza la carencia de autonomía en la gestión del personal directivo de los centros escolares y las posibles causas que hacen que la dirección sea una tarea tan rechazada por los profesionales de la educación. Se plantea si quienes desempeñan tareas directivas deben constituirse en un cuerpo administrativo diferente del de los docentes y si ello mejoraría su trabajo como directivos. Ni la falta de incentivos económicos ni la transitoriedad de los cargos de dirección son necesariamente razones determinantes para explicar la ausencia de candidatos a la dirección. Según el autor, el elemento clave que determina este rechazo a las funciones directivas es la poca autonomía del personal de los centros destinados a estas labores y la falta de formación para desempeñar estas funciones. Los órganos de gobierno de los centros escolares públicos deben poder intervenir en las tareas de constitución del equipo de docentes en base a acuerdos previamente establecidos. Se hace una reflexión final sobre la conveniencia de compartir con profesionales de otras disciplinas (trabajadores sociales, educadores de calle, psicólogos o pedagogos) las tareas que se desempeñen en los centros educativos, cuyas demandas cada vez son más complejas y difíciles de satisfacer.
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