De la educación para el trabajo a la formación para el empleo en el tercer sector
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2003Publicado en:
Revista complutense de educación. 2003, v. 14, n. 2 ; p. 425-452Resumen:
La última revolución científico tecnológica ha conducido a la era de la globalización. Se caracteriza por el aumento de las desigualdades en todo el mundo, por la uniformidad de la cultura y el pensamiento y por la aparición de diferentes crisis; entre ellas la del empleo y otra más general: una crisis humana. La situación ha evolucionado de tal manera que mientras que las empresas multinacionales se agigantan, los estados se van haciendo más pequeños. El fenómeno ha ido transformando paulatinamente el Estado del Bienestar mercantilizándolo. Es así como ha emergido el tercer sector y la economía social, desde donde se intentan asumir las funciones de tipo social que el Estado ha ido abandonando. El tercer sector (ONGs y ONLs, etc.), para poder dar respuesta al aumento de las personas marginadas y excluidas, se ha dotado de un personal muy peculiar y característico, el voluntariado. Para ser voluntario, en la mayoría de las ocasiones, no se precisa ninguna titulación. La formación técnica en el sector parecen recibirla únicamente los directivos y administradores. Por tanto, se piensa que se está produciendo un aprovechamiento de personas excelentemente educadas para el trabajo y para la solidaridad ciudadana. Personas que sin embargo, en la mayoría, carecen de preparación técnica y profesional. Por ello, el tercer sector se debe pasar de la educación para el trabajo a la formación para el empleo. Es más, se cree que decirlo es reivindicar la creación de empleo desde el sector como la mejor forma de inserción y cohesión social.
La última revolución científico tecnológica ha conducido a la era de la globalización. Se caracteriza por el aumento de las desigualdades en todo el mundo, por la uniformidad de la cultura y el pensamiento y por la aparición de diferentes crisis; entre ellas la del empleo y otra más general: una crisis humana. La situación ha evolucionado de tal manera que mientras que las empresas multinacionales se agigantan, los estados se van haciendo más pequeños. El fenómeno ha ido transformando paulatinamente el Estado del Bienestar mercantilizándolo. Es así como ha emergido el tercer sector y la economía social, desde donde se intentan asumir las funciones de tipo social que el Estado ha ido abandonando. El tercer sector (ONGs y ONLs, etc.), para poder dar respuesta al aumento de las personas marginadas y excluidas, se ha dotado de un personal muy peculiar y característico, el voluntariado. Para ser voluntario, en la mayoría de las ocasiones, no se precisa ninguna titulación. La formación técnica en el sector parecen recibirla únicamente los directivos y administradores. Por tanto, se piensa que se está produciendo un aprovechamiento de personas excelentemente educadas para el trabajo y para la solidaridad ciudadana. Personas que sin embargo, en la mayoría, carecen de preparación técnica y profesional. Por ello, el tercer sector se debe pasar de la educación para el trabajo a la formación para el empleo. Es más, se cree que decirlo es reivindicar la creación de empleo desde el sector como la mejor forma de inserción y cohesión social.
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